Después de conseguir la Medalla de Plata junto al Seleccionado Argentino de Futsal Femenino en la ciudad de Asunción, dialogamos con Agostina Chiesa, a la izquierda del equipo y referente de la disciplina.
Por Juan Solá
Cuando nos referimos a torneos y competencias oficiales, poca veces tenemos en cuenta la enorme desigualdad que se vive entre las diferentes categorías. Hasta el momento, se estima que el Mundial de Fútbol más caro de la historia fue Rusia 2018, el cual tuvo un costo aproximado de 14 mil millones de dólares, cifra que espera ser ampliamente superada por el evento de este año, en Qatar. Sin embargo, existen otras disciplinas donde el financiamiento es parcial o nulo, como en el caso emblemático del fútbol femenino, y más específicamente en las competiciones de sala, una disciplina con un gran número de seguidores pero que todavía no parece contar con un verdadero apoyo por parte de la FIFA.
Los XII Juegos Suramericanos tuvieron lugar en la ciudad de Asunción entre el 1 y el 15 de octubre de este año con una impecable participación de nuestro país, especialmente en la disciplina del Fútbol Sala, en la que el seleccionado femenino obtuvo la Medalla de Plata y una tabla de resultados en la cual pueden destacarse las victorias por 6-0 frente a Chile, 4-1 frente a Venezuela y 3-0 frente a Bolivia. Las argentinas jugaron un total de cinco partidos en cinco días. A pesar de que podría asumirse que este desempeño corresponda a los privilegios de sponsoreo con lo que cuentan determinados clubes y atletas, lo cierto es que para el Seleccionado de Futbol Sala Femenino poder participar en esta oportunidad resultó toda una hazaña.
“En el deporte, como en todos lados, nosotras como mujeres tenemos que luchar por cosas que deberían estar sucediendo y no es así”, expresó Agostina Chiesa, jugadora de la Selección Argentina desde el año 2012, y con una trayectoria impecable que la llevó de sus primeros años en Racing directamente a Italia, donde jugó seis temporadas en equipos como la Lazio, para finalmente radicarse en la región de Galicia, donde lleva tres temporadas como parte del equipo del Poio Pescamar. “No tenemos competiciones oficiales desde 2019, la Conmebol suspendió la Copa América Femenina de 2021 y la Copa Libertadores Femenina, mientras que las dos competiciones masculinas sí se jugaron”, explicó la jugadora en diálogo con Sudestada.
Asimismo, expresó que para el desarrollo de los XII Juegos Suramericanos en Paraguay, no contaron con la presencia de todas las convocadas dado que la categoría no cuenta con un Calendario Oficial de la FIFA, lo cual resulta fundamental para que las competiciones internacionales no coincidan con las propias de cada club donde se desempeñan las atletas. “Esto significa que te pueden sacar parte de tu salario por viajar a participar o que, directamente, no te lo permitan.”
En diciembre se jugó el décimo Mundial de Futbol Sala Masculino. Por su parte, las jugadoras se preguntan cuándo se darán las condiciones para llevar adelante un evento de similares características dentro de la categoría de la que forman parte. Tras el triunfo en el país vecino, Chiesa expresó en sus redes sociales que “es demasiado lindo este deporte para tener que lucharlo y no disfrutarlo. Tenemos que tener un mundial”.
La realidad de las chicas dista mucho de aquella de los equipos masculinos, en los cuales sus participantes cuentan con la posibilidad de abocarse completamente a los entrenamientos. “No existe una jugadora que sea solamente futbolista. El deporte sucede en paralelo a tu carrera y por eso, muchas de nosotras somos profesoras de Educación Física, kinesiólogas, etc…”. En este sentido, Chiesa ha encontrado la manera de combinar sus entrenamientos y las exigencias del club gallego con el desarrollo de su carrera como Entrenadora, de la cual ya ha aprobado dos de los tres niveles en el país ibérico. Al mismo tiempo, se encuentra cursando una Diplomatura en Política y Gestión Deportiva.
A pesar del innegable panorama machista dentro del deporte, Agostina expresa un profundo agradecimiento a todas las personas que, de una u otra forma, han contribuido con su apoyo e interés a la discusión sobre la situación actual de las jugadoras. En relación al triunfo en los Suramericanos, se lo dedica “a todas las personas que siempre se preocupan y las siguen a través de las transmisiones, y a quienes nos acompañaron durante esos días en Asunción y se encargaron de hacer más fácil la competencia.” Además, destaca el incondicional apoyo de su familia, fundamental para poder desarrollarse profesionalmente en estos espacios de competición. “También quiero agradecerle a mis compañeras, las que pudieron viajar y las que no, y sobre todo a aquellas que eligen el Futsal cuando podrían tener un presente económico mejor en el fútbol.”
La discusión acerca de la mirada y el apoyo de la FIFA a las competiciones femeninas está más vigente que nunca, y se encuentra en un punto donde finalmente podemos empezar a escuchar a las protagonistas en primera persona; jugadoras como Agostina Chiesa, que inspiran a tantas otras a alzar la voz y expresarse sobre la urgencia de equiparar las oportunidades dentro y fuera de la cancha.