Por Editorial Sudestada
Se horrorizan por las pibas en las calles, por la lucha de los feminismos, por si nos pintamos la cara, tenemos escote, pollera, o hasta si pegamos el grito ante una publicidad que “parodia” la trata de personas, pero no se horrorizan de tres mujeres descurtizadas. Ahí no. Ahí comienzan el rascar a ver qué mierda encuentran, y de qué manera pueden “justificar”, qué vuelta se le da al femicidio para que no quede como tal, o en todo caso, echarnos la culpa a nosotras, a las mujeres, y a las víctimas. No es nuevo. Es la historia misma. Es el patriarcado que está en pie de guerra mientras nos quieren hacer creer que “el feminismo pasó de moda”.
A ver si entienden lo que significa el silencio y la complicidad, la “risita” perversa sobre lo que sucede a toda hora y el sistema intenta esconder. A ver si entienden que femicidio es femicidio y no homicidio como el machirulismo más rancio -amparado en el fascismo que nos gobierna- intenta volver a instalar. ¿Por qué? para correr la cuestión de género, para el grito de “nos matan todos los días” se evapore, y la impunidad los proteja, a ellos y a los suyos.
A ver si entienden lo que significa que se violen perimetrales, que te suene el celular y tiembles, que te pateen la puerta y no sepas si vas a seguir respirando, que pidas auxilio y se te caguen de risa, que mires por la ventana y esté ahí, que denuncies una y otra vez y lo único que te proteja es la propia red de amigas, de mujeres, para avisar “llegué bien”, “ya estoy en casa”, y respirar, todas. A ver si entienden lo que significa levantarse a la mañana y ver todos los días que nos arrebataron a otra piba, que nos matan todos los días, y salvo algunos casos, el resto de esas vidas pasa a un zócalo, con el femicida a cara tapada, con la Justicia más cómplice que el Estado, y con una enorme parte de medios de comunicación y de la opinión pública que se siguen “horrorizando” por dos tetas en la calle pero no de que nos maten, nos violen, nos abusen, nos caguen a palos, nos quemen, nos prendan fuego la casa, y nos descuarticen como a estas tres pibas.
A ver si entienden…
