Por Editorial Sudestada
“No lo van a dejar”, era uno de los “grandes fundamentos” de quienes le depositaron el voto a Milei. Porque en plena campaña electoral La Libertad Avanza señalaba a los derechos de los pueblos y les apuntaba. Y Milei gritaba. Mostraba odio, violencia, racismo, y hablaba del Estado como enemigo, cuando pretendía ser presidente. Porque entre tanto, hablaron de la educación arancelada y de los vouchers en la salud. Lo dijeron. Lo gritaron. Amenazaron de hecho hasta con la “bandera” de la motosierra a la par que arengaban -cuesta comprenderlo- “libertad”.
¿Quién no lo iba a dejar? Es una pregunta que pocas veces fue respondida. Porque la repetición anula la conciencia, la interpretación, y hasta el pensar. Quizás hablaban de la Justicia, que nadie sabe dónde está. O de la clase política, vendida al mejor postor en cuestión de segundos. O de los sindicatos, que aparecen para la foto y se borran cuando las papas queman. O quizás hablaban del pueblo, al que -parece- no pertenecen. Porque el “no lo van”, no los incluye. Tal vez porque siempre salimos los que estamos de este lado. (Aunque les duela la palabra “grieta”, existe, porque existe la desigualdad y el clasismo). Porque siempre ponemos el pecho los mismos. Porque cuando los derechos peligran, ellos se guardan, nosotros salimos, y todos después los disfrutan, aunque ni se den cuenta.
Pero al parecer, lo están dejando. Y ahora le toca a las Universidades, de a poco a toda la Educación pública, y mañana será la Salud, como ya fueron los jubilados, los salarios, los laburantes despedidos, la reforma laboral, la ley Bases, los millones de pibes que no cenan, los recursos naturales, la soberanía nacional contra el paredón, los medicamentos, el PAMI, los alimentos secuestrados, los préstamos para condenarnos todo futuro… Y al parecer, lo están dejando. ¿Quiénes?
¿Serán los mismos a los que se refería ese alguien que dijo -alguna vez- “no lo van a dejar”?