Con Sergio Massa concentrando poder, el sector aguarda por la evolución acelerada de proyectos de litio, oro, cobre y uranio. El líder del Frente Renovador cambiará funcionarias en la Secretaría de Minería. El oficialismo impulsa una batería de casi 100 yacimientos que hoy ya presentan algún grado de evolución. Detalles del extractivismo que viene.
Por Patricio Eleisegui
La decisión oficial de hacer de Sergio Massa un “superministro” con determinación absoluta sobre el rumbo económico va en sintonía con el Estado extractivista que gobierna desde hace décadas en la Argentina. Al margen de los discursos de ocasión, maquillados o no, lo cierto es que la única decisión que no se cambia es la profundizar la matriz del saqueo de los ecosistemas que hoy nos mantiene en situación de colapso ambiental.
Con Massa ejerciendo el poder real, el empresariado de ámbitos como el minero da por descontado que no habrá cambios en el favoritismo a las compañías del sector sino todo lo contrario: el porvenir será de bonanza para las explotaciones en marcha y aquellas por venir. Sobre todo para estas últimas.
En su nuevo rol al frente de la cartera integrada de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura, el líder del Frente Renovador anticipó su interés por expandir aún más la extracción de litio en la Puna. De eso habló con Daniel Scioli, otro adalid del extractivismo que volverá a cumplir funciones como embajador en Brasil.
El mismo Scioli que, en mayo del año pasado y a través de su cuenta en Twitter, se jactó de haber puesto a la diplomacia argentina a las órdenes de Bioceres para, tratativa oficial mediante, abrochar el permiso de comercialización del trigo transgénico HB4 en el país que gobierna Jair Bolsonaro.
“Coincidimos en la necesidad de movilizar todas las energías productivas del país y en que el mundo demanda lo que Argentina tiene”, declaró el ex motonauta luego del encuentro. Scioli reconoció que, entre otros ítems, se reafirmó la voluntad gubernamental de avanzar aún más en la extracción de minerales como el litio y el cobre.
Massa aprovechó la ocasión para anticipar la primera medida de su plan minero: le quitará el cargo de titular de la Secretaría de Minería a Fernanda Ávila para, en contrapartida, colocar en su lugar a Flavia Royón, hoy con funciones en el área pero en la gobernación de Salta.
Ávila llegó a esa posición proveniente de la secretaría provincial de Catamarca, distrito que perdió puntos ante el Gobierno nacional tras comprobarse la estafa por subfacturación que llevó a cabo la estadounidense Livent.
A principios de junio, en este mismo espacio expusimos que la firma norteamericana, dueña a través de Minera del Altiplano del proyecto catamarqueño Fénix, uno de los dos yacimientos activos de litio en la Argentina –el otro es el jujeño Olaroz–, subfacturó el mineral que extrae en el Salar del Hombre Muerto casi un 850 por ciento en comparación con los valores de exportación notificados, justamente, por Jujuy.
Según una auditoria llevada a cabo por la Agencia de Recaudación de Catamarca (ARCA), en abril pasado la compañía norteamericana documentó un precio por kilo del orden de los 6,41 dólares mientras que Jujuy declaró 54,07.
Si bien aún no existe un valor de referencia internacional para el metal, esto es, aún no se lo considera un “commodity”, lo cierto es que la estimación promedio a nivel mundial merodea los 52 dólares el kilo. En el gobierno que encabeza Raúl Jalil eligieron hablar de “dificultades para fijar un precio porque el mercado no es tan transparente” en lugar de exponer que, sólo en los últimos meses, Livent defraudó al Estado catamarqueño en una cifra cercana a los 200 millones de pesos.
Semejante escándalo no pasó desapercibido en la Casa Rosada. Y menos en el bloque que, alineado con Cristina Fernández, impulsó la consagración de Massa como ministro casi omnipotente. Subió Salta y bajó Catamarca en la consideración, aunque sin cambiar en absoluto la hoja de ruta establecida en términos de modelo económico y recaudatorio.
La minería que viene: el mapa de explotaciones
Buena parte de ese rumbo marcado aparece volcado en las previsiones que la Secretaría de Minería contempla en términos de emprendimientos mineros proyectados de aquí a 2030. Aunque se cuida de darle publicidad, el oficialismo tiene en carpeta casi 100 iniciativas mineras que hoy ya presentan algún grado de evolución y podrían entrar en operaciones en el mediano y largo plazo.
En fase de construcción suman 8: los proyectos de litio Sal de Vida, Tres Quebradas y Sal de Oro en Catamarca –este último compartido con Salta–, el yacimiento de cobre Josemaría, en San Juan, la iniciativa de plata La Providencia, en Jujuy, dos proyectos más de litio en Salta –Mariana y Centenario Ratones–, y el emprendimiento jujeño de Cauchari Olaroz, contemplado para el mismo metal.
En instancia de factibilidad, esto es, ya con la constatación de reservas efectuada y la viabilidad económica calculada, se ubican Lama –proyecto de extracción de oro, siamés de Pascua, frenado al fin por completo en Chile– en la provincia de San Juan, El Pachón, de cobre en la misma provincia, las iniciativas Pastos Grandes y Salar del Rincón, de litio en Salta, el proyecto Río Colorado de potasio en Mendoza –aunque el distrito mantiene la prohibición absoluta a la mega minería– y Suyai, de oro en Chubut, otro territorio con veto a ese tipo de extractivismo.
“La minería metálica argentina tiene 95 proyectos en etapa avanzada, es decir, en etapas que abarcan exploración y construcción”, reconoció Ávila, recientemente. “Con la puesta en marcha de los proyectos más avanzados en carpeta, las exportaciones del sector minero argentino podrían alcanzar los 13.200 millones de dólares en 2030”, agregó. La mejor música para el oído deforme de la clase política predominante.
Los minerales que desvelan al Gobierno
El litio protagoniza la mayoría de los proyectos que pueblan los archivos de la Secretaría de Minería. La dependencia reúne expedientes de 38 emprendimientos en distintas etapas de desarrollo –exploración avanzada, factibilidad, construcción y demás– distribuidos en salares de las provincias de Catamarca, Salta, Jujuy e, incluso, San Juan.
En la actualidad, prácticamente la totalidad de las áreas con potencial económico se encuentran bajo control de empresas ligadas a las automotrices globales. Así, y según datos de la Dirección Nacional de Economía Minera, suman 18 las compañías con potestad sobre espacios con presencia del metal. Las 16 principales son actores privados de capital foráneo.
Ese bloque está integrado por empresas pertenecientes a 8 países diferentes. Australia, a través de 6 megamineras, encabeza la nómina de naciones con mayor posicionamiento sobre los salares de la Puna. Le siguen Canadá, con 3 firmas, China suma 2 y luego se suceden Gran Bretaña, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia y Japón.
Las australianas Orocobre/Galaxy Resources dominan las acciones de los proyectos Olaroz, Cauchari y Sal de la Vida, distribuidos entre Jujuy y Catamarca. Otra firma de peso es la canadiense Lithium Americas, controlante de los emprendimientos Cauchari Olaroz y Pastos Grandes, en Jujuy y Catamarca, respectivamente. La francesa Eramet, en tanto, motoriza el yacimiento Centenario Ratones, en la provincia de Salta. Y la estadounidense Livent promueve el proyecto Fenix en Catamarca.
Pluspetrol aparece como la empresa argentina con mayor presencia en el segmento, seguida por la estatal jujeña JEMSE. Esta última sólo posee participaciones minoritarias en algunos de los emprendimientos impulsados en ese distrito.
Distribución de los proyectos de litio en desarrollo y emprendimientos programados:
Por su parte, los proyectos de oro en carpeta totalizan, al menos hasta ahora, 28 yacimientos en etapas diversas de desarrollo. La provincia de San Juan, con 11 emprendimientos asentados, lidera la nómina de los territorios sobre los cuales se pretenderá expandir este extractivismo durante la próxima década.
Santa Cruz no se queda muy atrás: totaliza 10. El listado de las provincias sobre las que se pretenden activar explotaciones intensivas de oro se completa con Catamarca (3), San Juan (2), y Mendoza y Chubut, aunque en estas dos últimas rige el veto legal a este tipo de iniciativas.
El Ejecutivo mantiene la decisión de transformar a la Argentina en un país de sacrificio, también, para la consolidación de la minería de cobre. De ahí la apuesta por 20 emprendimientos previstos para San Juan (15), Catamarca (2), Salta (2) y Mendoza –proyecto San Jorge, en etapa de prefactibilidad–.
También hay mucha expectativa oficial puesta en el uranio. En la Secretaría de Minería figuran estipulados 6 proyectos, 4 de ellos previstos para la provincia de Chubut –Cerro Solo, Laguna Colorada, Laguna Salada y Meseta Central– y en etapa de exploración avanzada y evaluación económica preliminar. Los 2 restantes corresponden Amarillo Grande, en Río Negro, y Don Otto, en territorio Salteño.
La maquinaria extractivista se prepara para recibir otra inyección de auge a partir de un Gobierno decidido a usufructuar hasta la última gota económicamente aprovechable de cada ecosistema. A cambio aportará las monedas de turno: las mineras, al igual que el agronegocio transgénico y el sector pesquero, ya le prometieron a Massa que acentuarán el ingreso de divisas en los próximos dos meses. El vuelto de siempre como pago por un saqueo que no disimula su intención de terminar con todo.