Leandro se devora kilómetros matanceros a bordo de su caballito de hierro junto a sus más fieles escuderos sobre el canasto, sus propios libros. Ya son casi 150 libros entregados en su proyecto “El verso nómade” en poco más de un año. Allí Leandro entrega gratuitamente sus libros, que son solicitados desde Laferrere, Rafael Castillo o Casanova. “Me piden un libro y lo llevo. Cuando terminan de leer me avisan y paso a buscarlo”, cuenta el librero ambulante. Las personas se contactan por redes sociales (@elversonomade o Leandro Da Silva en Facebook).
“Llevo aproximadamente 150 libros entregados hasta el día de hoy, pero me gusta decir que, en realidad, son aproximadamente 150 personas que eligieron leer y que pueden hacerlo porque otras personas también donaron libros”, expresa Leandro en diálogo con Sudestada. Pero sus propios libros sirvieron para comenzar a sanar algunas heridas que todavía queman. “Al tiempo mientras limpiaba mis libros pensé: che como me ayudaron estos libros a mí, y ¿por que no podrían ayudar a alguien más?”.
Por eso pedalea por las castigadas calles matanceras, para que los libros no sean ese privilegio de unos pocos, pero también con un mensaje directo contra toda apatía y resignación. Una bicicleteada para tejer de nuevo los lazos comunitarios pendientes, una gesta solidaria sobre ruedas que aparenta inocencia pero es pólvora para quienes eligen combatir el sálvese quien pueda. Como un personaje salido de sus propios cuentos, pelea contra los monstruos que acechan la empatía más hermosa de los humildes, con los libros como espada y 150 historias como armadura. No hay dudas, Leandro entendió todo.