El cine argentino tiene en su historia varias nominaciones a los premios Oscar. La historia oficial y El secreto de sus ojos lograron obtener el galardón. La edición 2022 tiene dentro de sus posibles nominaciones a El prófugo, segundo film de la directora y licenciada en filosofía Natalia Meta.
Por Mariela Gurevich
Las nominaciones definitivas todavía no están, pero el film de Meta se posiciona como una de las posibles para integrar el grupo de cinco que se postularán para la categoría de Mejor Película Internacional. Más allá de esta nominación, la película ya venía siendo comentada por la crítica por tocar un tema siempre atrayente: las pesadillas.
El prófugo se podría inscribir dentro del llamado terror psicológico abordado en los últimos tiempos por dos referentes de la narrativa argentina como son Mariana Enríquez y Samanta Schweblin. Ambas autoras han rehabilitado un género con matices vinculados a lo siniestro, a la irrupción de un terror ligado a lo tangible y al traspaso al mundo real.
Meta aparece como un exponente en el cine de esta forma de pensar el terror desde lo cotidiano y desde los espacios íntimos basándose en la gran novela de Feiling, El mal menor. Según una entrevista que dio la directora recientemente a Página 12, el texto de Feiling le sirvió como un puntapié inicial ya que es una adaptación libre que toma al personaje de Inés para ser la protagonista del film.
El prófugo nos lleva de a poco a ser testigos de las perturbaciones de una mujer joven (Erica Rivas) que tiene dos ocupaciones para las que utiliza el instrumento de su voz: el doblaje y el canto. Estas actividades se empiezan a ver modificadas después de unas vacaciones que tiene con su novio Leopoldo (Daniel Hendler) y que terminan de una manera desafortunada. La percepción de la realidad de Inés se va a ir mezclando con sus sueños en los que recurrentemente aparece, desde que ella es chica, la presencia de un hombre.
A partir de que Inés le cuenta a su novio esta pesadilla, los sueños y la realidad en la vida de la protagonista se van a mezclar hasta el punto de no poder reconocer a su propia madre. La película transcurre sobre todo en interiores más bien oscuros, lo que hace que nos introduzcamos en lo cerrado: la intimidad de la protagonista, los espacios de la casa o el hotel, la mente de Inés. Sin embargo, hay un lugar que también funciona como un portal – como un cerco, dirían los personajes de la novela de Feiling- y que pone de manifiesto lo pesadillesco en el mundo real a través del sonido: la garganta de Inés.
Los sonidos durante toda la película van a ser la evidencia más contundente de la presencia de los prófugos, estos escapados de los sueños, en el mundo real. Quizá en relación a esto, el personaje de Mirta Busnelli sea un poco incómodo en la atmósfera de la película porque nos termina explicando en una escena la causa de lo que le pasa a la protagonista con su garganta, cuestión que se desprende de la trama sin necesidad de que nos lo resuelva este diálogo en la sala de grabación. De todas formas, la aparición de esta suerte de pitonisa del doblaje le hace honor a otros personajes de la novela.
La película de Meta no solo nos lleva a repensar el terror psicológico, sino también lo gore que está muy presente en la novela de Feiling con descripciones absolutamente escatológicas y que en el film aparecen a través del cine de terror oriental cuando la protagonista dobla en español neutro escenas de este género. También resuelve de una manera muy acertada la forma de apropiación del cuerpo de Inés por parte de los que habitan el mundo de los sueños en esas apariciones de cosas informes entre las sábanas o por debajo de su vestido a modo de un alien que ya sobre el final parece ser recibido con goce.
El film cierra con una escena que podría ser sacada de una comedia musical o una murga de mujeres vestidas de gala. Acaso festejan el haber sido rodeadas definitivamente por los prófugos o nos muestran la burla de vivir metidos por siempre dentro de una eterna pesadilla.
FICHA TÉCNICA : http://elprofugo.com.ar/ficha-tecnica/